Se conoce como ortorexia a la obsesión patológica e irracional por comer sano y por la calidad de los alimentos, convirtiéndose en la principal preocupación de la persona que la padece o incluso, en el objetivo de su vida. Es un comportamiento obsesivo-compulsivo que genera en el paciente restricciones alimentarias al cuestionarse en todo momento la cantidad, tipo de alimentos, origen, forma de cultivarlos, ingredientes, etc.
Los ortoréxicos solo ingieren alimentos orgánicos, cultivados sin pesticidas o herbicidas, se niegan a consumir cualquier tipo de alimento que contenga aditivos (como estabilizantes, conservadores, potenciadores del sabor, etc), alimentos procesados o cocinados mediante determinados métodos de cocción. La obsesión puede llegar al punto de que si la persona con ortorexia no tiene acceso a este tipo de alimentos, o no están cocinados según sus estándares, prefiere incluso dejar de comer.
Curiosamente, la ortorexia se ha catalogado como trastorno emergente en países desarrollados ya que no se ha detectado su presencia en países o en sectores poblacionales con un bajo poder adquisitivo y un bajo nivel cultural general.
Síntomas
Algunas asociaciones especializadas han definido ciertos criterios diagnósticos para identificar este trastorno de la conducta alimentaria, algunos son los siguientes:
Dedicación de más de 3 horas al día para pensar en su dieta y planificación y/o preparación excesiva de las próximas comidas. Incluso realizar grandes esfuerzos con el objetivo de conseguir determinados alimentos conforme a sus estándares.
Sentimiento de culpabilidad si se infringe o no cumple con alguna de las premisas que define “su dieta sana”. De igual manera, siente gran satisfacción y placer al ver cumplidas sus expectativas. Por lo que, cuanta mayor rigidez en el seguimiento de la dieta “correcta” mayor autoestima y sentimiento de superioridad experimentan.
Mayor preocupación por la calidad de los alimentos que del propio placer que se produce al consumirlos
Aislamiento social debido a los altos requerimientos exigidos para alimentarse y por consecuencia hay una repercusión en la calidad de vida.
El paciente ortoréxico normalmente no intenta ocultar su estilo de vida, ni su dedicación, “disciplina” o “conocimiento” en cuanto a estos temas. Al contrario, se enorgullece de ello, convirtiéndose en un fiel defensor de esta tendencia e, incluso, llega a menospreciar a aquellos que no coinciden con sus ideas. Por lo que en muchos casos la dieta llega a convertirse en su propia religión.
Prevención y Tratamiento
En cuanto a la prevención, como cualquier otro trastorno de la conducta alimentaria, se basa en establecer unos hábitos alimentarios saludables desde la niñez. Es una labor que debe abordarse desde diferentes ámbitos: el familiar, el escolar, social. También puede ayudar el ofrecer información (que sea adecuada a su desarrollo intelectual) que explique al niño y al joven la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada, así como saber de los nutrientes esenciales y cómo influyen en el buen funcionamiento de nuestro organismo. Familiarizarse con estos conocimientos ayudará al joven a fortalecer la aparición de conductas adecuadas en el campo de la nutrición y minimizar el riesgo de los elementos negativos que se presentan constantemente a través de los numerosos y cada vez más habituales medios de comunicación. Generalmente, el tratamiento de las personas que sufren ortorexia se basa en la terapia psicológica y la terapia farmacológica
Referencias:
Bonet, R. (2016, 1 enero). Ortorexia | Farmacia Profesional. ELSEVIER. https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-ortorexia-X0213932416474614
Sánchez-Monge, M. (2021, 12 mayo). Ortorexia. CuidatePlus. https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/psiquiatricas/ortorexia.html
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